Crítica a Desafiantes (Challengers): erotismo y sensualidad en la cancha

En los últimos años, las películas deportivas se han posicionado como una temática exitosa no sólo para el público, sino también para el jurado de los premios del cine. Aunque muchas de ellas nos han contado historias basadas en hechos reales, la subcategoría también incluye ficciones como Desafiantes (Challengers). La nueva película del director italiano Luca Guadagnino nos presenta una comedia romántica sobre jugadores de tenis en un triángulo amoroso interpretada por tres de los actores más prometedores del momento: Zendaya, Josh O’Connor y Mike Faist. 

Para quienes conocemos trabajos previos de Guadagnino como “Llámame por tu nombre” o “Hasta los huesos” no hay que decir mucho sobre el talento que tiene el director para explorar diferentes conceptos del amor y para envolver al espectador en un cumulo de emociones. En esta entrega lo ha hecho de nuevo y, esta vez, con una buena dosis de sensualidad poliamorosa, cuerpos definidos con poca ropa y un diseño de vestuario muy bien cuidado por el mismísimo Jonathan Anderson (director creativo de la firma Loewe). 

Desafiantes se está convirtiendo en un éxito de taquilla principalmente consolidado por la generación Z. No es para menos si consideramos que sus protagonistas son íconos juveniles y su trama incluye a hombres heteroflexibles y poliamor. En mi opinión, la película es una forma fresca de abordar una comedia romántica, en este caso fusionada con un drama deportivo. Aunque siendo honestos, la cinta no se trata del deporte. Es la historia de un triángulo amoroso que sucede a jugadores de tenis. 

Cuenta con una banda sonora y dirección impecables. Además, las destacadas actuaciones de sus protagonistas nos llevan a comprender mejor a los personajes que no son sólo atractivos, sino también complejos, arriesgadosy contradictorios. Si bien la producción cuenta con un buen argumento que aborda juegos de poder, deseos entrelazados y vaivenes amorosos, el lenguaje corporal juega el rol principal en esta obra. Es toda una experiencia visual que sin duda te hará disfrutar los 131 minutos de filmación. 

Pero hay un detalle que rápidamente capta la atención de la comunidad gay: la película es absurdamente homoerótica. A lo largo de los diálogos, la cinta revela que Tashi percibe un vínculo inusualmente fuerte entre los dos chicos. La química entre ellos va más allá de una amistad entrañable y se presenta con una carga de erotismo y tensión sexual. Y sabemos que ninguno de esos detalles está ahí por casualidad, sino que Guadagnino ha decidido darnos este beneficio. Ni las tomas del sudor rodando por los cuerpos masculinos tonificados, el enfoque de la cámara a la entrepierna de los chicos o las referencias fálicas al compartir comida son accidentales. Es una cinta que tiene toda la intención de hacernos sudar también, pero con el simple hecho de verla. 

El debate sobre las escenas homoeróticas también ha llevado a una discusión sobre la masculinidad tóxica y sus efectos negativos en el fortalecimiento de la amistad entre hombres heterosexuales. Asimismo, sobre la existencia de un tipo de amor fraternal entre amigos que puede llevar la existencia de cierta tensión sexual sin que eso defina su orientación sexual. No tengo ningún problema como esos argumentos, pero, francamente, no creo que haya sido el objetivo de las escenas. 

¿De qué trata Desafiantes? 

Es una comedia romántica que muestra a dos jugadores de tenis jóvenes compitiendo por la atención de una mujer. Una competencia que, con toda la tensión erótica entre ellos, en ocasiones nos hace pensar que la chica es más bien un tercero dentro de una historia de amor no aceptada entre ellos. A través de un juego con el tiempo, la historia transcurre entre la vida escolar de los amigos que se conocen desde la infancia y su paso a la adultez mientras lidian con retos profesionales y problemas personales. 

Mientras son compañeros de cuarto en la academia de tenis, Patrick (o’Connor) y Art (Faist) conocen a Tashi (Zendaya) de quien ambos se enamoran y, aunque Patrick llegó primero, es Art quien termina casándose con ella. Esto provoca que los amigos tomen caminos separados en la vida. Por su parte, Tashi es una adolescente prodigio del tenis convertida en entrenadora profesional después de una lesión que termina con su carrera deportiva. Con su entrenadora, Tashi convierte a Art en un campeón de Grand Slam. 

Tiempo después, tras un periodo de derrotas y mala racha, Tashi decide inscribir a Art en un evento Challenger (el nivel más bajo de los torneos profesionales del tenis). De manera sorpresiva, en este torneo Art debe enfrentarse a Patrick, el exnovio de Tashi y su ex mejor amigo. Patrick y Art jugaron muchos partidos en su juventud, sin embrago, más de una década después de su último encuentro, esta vez los examigos parecen jugarse mucho más que un partido de tenis. 

Las tomas de la película van de un momento a otro de la historia, lo que en ocasiones puede parecer confuso, pero termina siendo uno de sus encantos. Asumen por igual el punto de vista de la pelota, la raqueta, el árbitro o el público en un juego donde parece importar menos el resultado del marcador que la dinámica de los jugadores. Y es que Desafiantes es eso, un drama deportivo donde el deporte no es lo principal. No comprender esto ha llevado a muchos críticos a descalificar la película por el descuido a los detalles del deporte sin prestar la atención necesaria a las emociones implicadas.

El guion de la cinta estuvo a cargo de Justin Kuritzkes y fue una producción conjunta de Metro-Goldwyn-Mayer, Frenesy Film Company y Pascal Pictures. Se estrenó el pasado 22 de abril en los cines de Estados Unidos y el 25 del mismo mes en muchos países de Latinoamérica. Se perfila como una de las favoritas para conquistar la temporada de premios al cine de este año.